Sorprendentemente, cuando dispuso a marcharse de la consulta,
hallé su mano delante de mi mano, me la apretó con fuerza, energía y firmeza, y
cariñosamente deslizó su otra mano, sobre el dorso de la mía, durante unos
segundos…
Y entonces me dijo: Dra., cuídese mucho…Casi no me dio
tiempo a reaccionar, pues hay momentos que no se esperan…esos que te dejan un
dulce sabor…
Nos veremos”, le dije…
Y el me respondió sabiamente: “No se sabe Dra.”, porque la “vida”, no la tenemos “comprá”…Y dando media vuelta, cerró la puerta de la
consulta y se alejó.
No hay comentarios:
Publicar un comentario