lunes, 23 de abril de 2012

Hablar con las manos...

   Recuerdo era un hombre que rondaba  los sesenta, robusto, con unas manos curtidas, (seguramente muy trabajadas), y presencia humilde…y  cuidada.
Sorprendentemente, cuando dispuso a marcharse de la consulta, hallé su mano delante de mi mano, me la apretó con fuerza, energía y firmeza, y cariñosamente deslizó su otra mano, sobre el dorso de la mía, durante unos segundos…
Y entonces me dijo: Dra., cuídese mucho…Casi no me dio tiempo a reaccionar, pues hay momentos que no se esperan…esos que te dejan un dulce sabor…
Nos veremos”, le dije…
Y el me respondió sabiamente: “No se sabe  Dra.”, porque la “vida”, no la tenemos “comprá”…Y  dando media vuelta, cerró la puerta de la consulta y se alejó.

                                          


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